domingo, 19 de agosto de 2012

MONUMENTO A LA CONSTITUCIÓN DE 1812

Visitar Cádiz y no hacer una parada frente al Monumento a La Pepa es imposible. Quien diga tal miente. El Monumento a la Constitución de 1812, modelo de modelos de constituciones posteriores, es el corazón de Cádiz. Es un conjunto de piedras que aún laten, se siente la ilusión de aquel puñado de demócratas que soñaron con un mañana mejor mientras la península era aplastada por las botas de la guerra.


CÓMO LLEGAR:
Llegar es fácil, yo diría que ha sido colocado en el lugar idóneo, para que nadie que visite Cádiz pase de largo. 


Frente al muelle, es la salida natural de quienes viajan en barco. En este aspecto recomiendo el vaporcito de El Puerto de Santa María y los ferrys de esta ciudad y de Rota. Son formas baratas, originales y cómodas de llegar a esta ciudad trimilenaria. Te dejan en el mismo centro urbano y navegar por la bahía siempre es un encanto añadido.


Frente a la parada de autobuses interurbanos. Como hay itinerarios a todas horas es una manera muy utilizada por toda la provincia para llegar a Cádiz sin preocuparse por encontrar aparcamiento.


Pero si llegas en coche hay dos aparcamientos públicos en las cercanías. A escasos metros.


En un espacio abierto, en la Plaza de España, zona ajardinada típica de Cádiz, tanto por sus palomas como por el microclima que genera su vegetación.
Al lado de casi todo. El Ayuntamiento está a unos trescientos metros, la Diputación en la misma plaza, la Junta de Andalucía y la Junta del Puerto ídem de ídem. El resto de la ciudad alrededor, aportando infinidad de posibilidades con sólo dar unos pasos.

No existe ningún problema para llegar al monumento, existen diversas opciones para elegir. Incluso la Plaza de España es accesible para sillas de ruedas, y en todo su interior es absolutamente peatonal.



SU HISTORIA:
Este Monumento, que es el símbolo de Cádiz, rememora no lo que fue sino lo que pudo ser. Fue construido cuando algunos demócratas modernos exaltaron en 1929 el fracaso de sus antecesores en 1814.

En 1812 tropas napoleónicas invadieron España. Ante la inoperancia de la monarquía y el anquilosamiento de las estructuras sociales, ancladas en el feudalismo, los liberales plantearon la reforma del sistema.


Durante meses se reunieron en el Teatro Las Cortes de San Fernando legislando para eliminar los privilegios medievales y modernizar la administración. Ante el avance francés los diputados terminaron su labor en el Oratorio de San Felipe Neri, ya en Cádiz, en 1812.


Este Oratorio se halla en las cercanías de la Plaza de San Antonio. Si te interesa conocerlo esta plazoleta cuenta con aparcamiento subterráneo y una oficina de turismo. La fachada del edificio está cubierta de guirnaldas y lápidas mortuorias con los nombres de algunos de aquellos soñadores. Produce una inquietante sensación y el interior es digno de una visita en profundidad. Te sumerges en el pasado.

En 1814 Fernando VII, el rey prisionero por el que regó su sangre toda una nación, decretó la abolición de la constitución y eliminó a quienes le dieron un trono. Aquel día murió la Constitución de 1812, la que un 19 de marzo, festividad de San José, fue llamada por ello La Pepa por los gaditanos.


Y pasó el tiempo. Otros liberales, en otras partes del mundo, soñaron con la democracia Normalmente a base de conquistar la paz a fuerza de escopetazos nacieron otras constituciones, que tomaron como modelo La Pepa. Fueron sus hijas, quienes tuvieron que emigrar porque en España se impuso el absolutismo. Fueron su cosecha, el premio al sueño de casi 300 idealistas que plantearon que el futuro se llamaba igualdad social y eliminación de privilegios. Y lo consiguieron, aunque no vivieron para conocerlo.

Entre 1912 y 1929 se levantó este monumento mortuorio al sueño liberal, a la madre de las constituciones. En esta colosal obra su autor pasa desapercibido. Es tal su simbolismo que no se pregunta por el mismo. El diseño es conjunto, la parte arquitectónica la imaginó Modesto López Otero, la parte escultórica Aniceto Marinas.


EL MONUMENTO:
A principios del siglo XX la ideología liberal estaba muy influenciada por la estética clasicista. Hasta el punto de que se confundía modernismo y neoclasicismo. Este es el sentido estilístico del monumento. Es una gran alegoría de La Pepa utilizando el lenguaje clasicista.

Presenta una forma semicircular, emulando el parlamento en que se aprobó y recordando con figuras grecorromanas las fuerzas que intervinieron en aquel acto. 


El trono presidencial espera al rey, el gran ausente y posterior verdugo del sueño. Este trono vacío aparece protegido por una figura femenina, que algunos interpretan como Atenea, símbolo de La Pepa como la primera protectora de la monarquía. Algo más arriba una torreta de hasta 20 metros de altura sobre la cual un grupo de diputados sostienen la Constitución en forma de libro de leyes.

En ambos brazos del semicírculo una serie de figuras representando a la nación. Soldados, agricultores, eclesiásticos y otros estratos sociales, dando su consentimiento y su aplauso a la Constitución. En las partes más alejadas del monumento dos alegorías de España y de Hércules.

Por detrás lápidas con los nombres de algunos de los diputados más importantes. Frente a la aparatosidad de la fachada delantera del monumento pasar por detrás es recordar la parte negra de esta historia: la muerte de los padres de la democracia.


SIGNIFICADO ACTUAL:
A lo largo de la historia La Pepa ha sido siempre un modelo a imitar. Constituyó un esfuerzo de tolerancia entre los colectivos que allí se reunieron a diseñar un futuro mejor para sus hijos. Como detalle de esto resaltar que un tercio de los diputados que decidieron acabar con el poder eclesial eran eclesiásticos.

Hoy La Pepa es el símbolo vivo de la ciudad. Reflejo de su pasado y espejo de su presente, una ciudad abierta y hospitalaria que sueña con los ojos abiertos en un mañana mejor. Porque es posible, La Pepa nos lo enseña.




Mi consejo: Llegues como llegues a Cádiz parar en la Plaza de España es obligatorio. Los niños se dedicarán a jugar con las palomas, los adultos a hacerse fotos ante el monumento o a descansar a la sombra de sus árboles. No tengas prisa, es La Pepa, es un sueño convertido en piedra, en un monumento que nos demuestra que todo es posible cuando se quiere.

3 comentarios:

  1. La próxima vez que viaje a Cádiz, tengo que coger el Vaporcito del Puerto, le tengo unas ganas...
    Un beso

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  2. Es una visita pendiente que, dentro de muy poco, haré.
    Un abrazo.

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  3. Pues nada, apuntado queda porque desde luego está claro que vaya por donde vaya no me lo perderé.

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